Siempre hay que exponer las ideas de forma apasionada, pero usando un tono moderado.
Vender ideas es una de las cosas más difíciles con las que uno se puede enfrentar. La historia está llena de casos en los que un gran inventor se muere sin que nadie se haya interesado por su genial invento.
Las ideas son frágiles e invisibles, sólo se materializan en el pensamiento de las personas que las producen, y les pasa, como a algunos buenos vinos, que viajan muy mal de un cerebro a otro. Ser un gran creador de ideas no significa ser también un gran comunicador, y por eso, muchas veces las buenas ideas no logran traspasar el umbral del pensamiento de su progenitor, y se pierden en el limbo del desengaño y la apatía.
Otras veces las ideas se anticipan a su tiempo y el mundo no está preparado para asimilarlas, desterrándolas también o congelándolas a la espera de tiempos más propicios. El caso es que para lograr que una idea salga adelante deben darse unas cuantas circunstancias, de las cuales la manera de venderlas no es la menos importante.
1 Buscar el comprador y el momento mas propicios.
En el ámbito empresarial hay muchas oportunidades para las ideas, porque la mayoría de las empresas están obligadas a ofrecer novedades a sus clientes constantemente. Aunque, como es lógico, los departamentos de I+D propios producen la mayoría de estas nuevas ideas, todo empresario que se precie debe tener siempre una puerta abierta a cualquier propuesta.
2 Compartir la paternidad de la idea.
Que el comprador haga suya la idea es una parte muy importante del proceso de venta. En primer lugar se le puede decir que él, o su empresa, nos dieron la pista de cómo plantear nuestra investigación. Alguna opinión pública del empresario o los propios productos de su empresa nos indicaron el camino a seguir.
3 Venderse a uno mismo.
Si la idea es venderse uno mismo, hay cinco reglas
elementales:
1. Atraer el interés de nuestro interlocutor, siendo originales en nuestra presentación.
2. Ofrecer un servicio en lugar de pedir un puesto.
3. Ser muy concretos acerca del empleo que se desea y de los requisitos para desempeñarlo.
4. Ser siempre sinceros.
5. Dejar clara nuestra ambición de crecer en la empresa y de aportar ideas para mejorar nuestro trabajo.